Se me va la cabeza...
Respiro, de nuevo, respira cuerpo, respira... Que ya se me empiezan a deslizar las piernas... Que se me relajan los dedos de los pies...
Tengo la mente en blanco. ¿Es blanco? No sé qué mierda de color es, pero es hermoso...
Mi corazón galopa, se sacude, mi garganta está seca. Mis latidos resuenan en mi cabeza, sin ritmo, desbocados, me presionan las sienes con sangre revuelta.
La boca me sabe a sangre... Seguramente me he mordido el labio sin darme cuenta...
Y el hormigueo, oh! el Hormigueo... Esa cálida sensación que me recorre el cerebro hasta remover mis neuronas, que me acaricia eróticamente la columna vertebral, y se extiende por mis gluteos hasta alcanzar sensualmente mis tobillos.
Una vez que la primera oleada pasa, los dedos de mis manos por fin se relajan y siento en ellos los restos de mi humedad... Deslizandose... Tibia...
Un espasmo atrasado se lanza violentamente por mi espalda. Me arqueo involuntariamente y ya ha pasado...
Ese fue el último, mi cuerpo lo sabe y me permite tomar la primera bocanada profunda de aire.
Supongo que esto es lo más parecido a las drogas que he probado...
Soy devota a la religión que llevo entre las piernas...
Pero aun falta lo bueno, ya viene el momento culminante.
Respiro despacio, mi mente aun está lejos... No la alcanzo, y el silencio es sorprendente si ignoro el pitido de mis oídos... Ay de mí, que perdida estoy ya...
De a poco recupero la noción de mis extremidades, pero aun no logro moverlas, pero poco me interesan... No son importantes en este momento... Ahora sólo quiero nadar en mi océano de placer, sentir como su dulzura se desliza por mi garganta como miel y disfrutar del adormecimiento de mi mandíbula que es como morder un marsmellow gigante...
Parece que dura mucho, pero en realidad sólo han pasado unos segundos. Ya vuelve... Ya mi dominio personal vuelve... Y cuando recupero el control de mi cuerpo es como estar estrenándolo, es una pasada! Casi que me siento purificada. Dime lo que quieras pero siempre pensaré que Buda, tras días de meditación, se masturbó con la mente en blanco y se iluminó... Así de simple...
Pero yo, con toda la mierda que me pasa por la cabeza cuando me toco, sé que aun no es mi turno para iluminarme... Con aromas de los hombres de mis recuerdos en la nariz no es posible alcanzar el nirvana...
Pero te diré lo que quiero, Lo que quiero es lograr un orgasmo explosivo, aplastante, voraz y definitivo. Que despierte de su letargo a todos mis montruos, que le dé alas a mis dioses y que me fulmine como un rayo hasta perder la conciencia...
Quiero morirme de un orgasmo... Morirme de la caricia más dolorosamente cálida que pueda experimentar...
Morirme y renacer, renovada e iluminada...
Quiero ser un puto fénix de placer y que mis lágrimas curen tu cancer...
Aun no es mi momento, lo sé. Pero la práctica hace al maestro, así que lo seguiré intentando...